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La
herencia del pastor
Cuando el pastor
murió por achaques de la edad, le encontraron sentado en su
silla de madera, apoyado en
la mesa, junto a
una pequeña nota que decía lo siguiente:
"Por
el derecho que se me concede al morir, cedo a mis tres hijos todas mis
ovejas mediante el siguiente reparto: el mayor disfrutará de la
mitad de ellas, el segundo optará a la tercera parte y, el
menor, a la novena parte".
Comoquiera
que su mujer también había fallecido, quedaba bajo la
responsabilidad de los hijos hacer dicho reparto. El problema
consistía en que el pastor tenía diecisiete ovejas, que
al ser un número primo (razonó el más avispado) no
resultaba divisible entre dos, ni tres, ni nueve.
Con la
esperanza de no tener que matar y descuartizar a ningún animal
para cumplir el legado de su padre, acudieron al cura del pueblo, el
cual, haciéndose cargo de la situación, les dijo que se
marcharan y que al día siguiente trataría de darles
solución.
Al
día siguiente, como fue prometido, apareció el cura con
una oveja más, que unió al grupo de las diecisiete. De
todas, el mayor tomó nueve, el segundo seis y el menor dos.
Luego el cura volvió a recuperar su oveja, pues había
sobrado en el reparto, y se marchó con ella.
Se
había cumplido la voluntad del padre, y sólo el cura y el
hermano avispado se habían dado cuenta del pequeño truco.
¿Lo sabes tú?
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