Llamamos
magnitud a cualquier cualidad de los objetos que puede ser
medida, como el peso, la altura, el tiempo, la velocidad...
En ocasiones se pueden
establecer entre las magnitudes relaciones que nos permiten resolver
problemas. Estas relaciones pueden llegar a ser muy complicadas,
pero existe una relación básica que es la que vamos a trabajar en
este tema: la proporcionalidad.
La proporcionalidad
directa está basada simplemente en el producto y casi todos la
hemos utilizado en alguna ocasión, sobre todo a la hora de comprar o
de preparar una receta de cocina para un número distinto de
personas. Eso hace que nos resulte muy sencilla de aplicar: si vamos
a preparar un pastel para el doble de personas, tendremos que poner
el doble de harina.
Las magnitudes también
pueden ser inversamente proporcionales: si viajamos al doble
de velocidad tardaremos la mitad de tiempo en llegar a nuestro
destino.
Pero
no todas las magnitudes son proporcionales y por eso tenemos
que poner especial cuidado en no aplicar las reglas de la
proporcionalidad sin pensar antes si existe relación entre las
magnitudes del problema y, en caso de existir, si es de
proporcionalidad directa, de proporcionalidad inversa o de otro
tipo.